Nadie puede, sólo Dios.

Nadie puede limitar tus sueños y anhelos.

Nadie puede detener lo que Dios ya comenzó hacer en ti.

Nadie puede ocultarte la verdad sobre un cielo y un infierno.

Nadie puede juzgar ni señalar tu andar cuando sólo uno lo hará.

Nadie puede más que aquel que te creó.

Tú debes volar tan alto como puedas y abrir tus alas en ese cielo soñado y que tus oídos puedan escuchar los diseños celestiales, un águila lo hace y es admirada por su determinación, acción y fuerza, además de su amplia visión que deberías imitar.

Siempre florece sin importar el terreno, sino mira el cactus, que nace en donde no hay lo que comúnmente necesita una planta para sobrevivir, sólo Dios se encarga de su cuidado y alimento.

Vas a ser tan fuerte como un diamante porque en lo oculto fuiste formado, procesado y pulido para una obra señalada, tus defectos son las grandes virtudes que Dios ha visto para llamarte y escogerte como su buen instrumento y boca en esta tierra.

Tienes muchas cosas a tu favor y por hacer, pero solo procura llegar a Cristo antes que sea Él quién llegue primero.