Lo mereces.

Mereces un abrazo directo al corazón, en medio del cansancio, con lágrimas en los ojos, con ganas de tirar la toalla, en el momento de quebranto y dolor, en las situaciones que no entiendes, ese abrazo que te recuerda que todo va a estar bien y renueva tus fuerzas. Hay personas que son esos abrazos cercanos y a distancia, parecen ángeles enviados por Dios en el momento preciso y oportuno, de pronto pensarás que eso no solucionará nada, pero créeme que serán suficientes para recordarte que no todo está perdido y que si puedes lograrlo.

Mereces un abrazo que te anime a continuar y no a desfallecer, desde un corazón que te entienda hasta tu corazón que lo necesita, confía en el Dios de las promesas.